La región de Coquimbo está formada de montañas en cuya geología rocosa se descubren depósitos minerales metálicos. La presencia de estos yacimientos marcó un destino minero en la actividad económica regional, desde los inicios de su historia. La población autóctona diaguita recolectó algunos minerales cuyos colores le dieron uso decorativo o utilitario por su dureza; durante el dominio incaico (1460-1530), conocieron una metalurgia básica de fundición de pequeñas cantidades de cobre.
Desde los años de la conquista española (siglo XVI), se buscó y explotó oro en Andacollo y otros lugares. La minería de cobre desde esos tiempos fue revelando su abundancia en pequeñas minas donde se explotaba, fundirlo con leña y trabajar el metal; era muy necesario para objetos de uso local. En el año 1640 (siglo XVII) ya su fama era conocida en Perú y desde allá se encargó una cantidad suficiente para fundir algunos cañones de bronce para defensa costera. Es la referencia histórica más antigua de cobre de Coquimbo con minas cercanas a La Serena. La minería chilena nació en esta zona.
Durante el siglo XVIII, la actividad minera por oro y cobre se extendió por la provincia en Ovalle, Combarbalá e Illapel. En el año 1750 se encontraron también minerales de mercurio en Andacollo y después en Punitaqui; se había explorado por órdenes reales pues era un metal necesario para producir plata metálica. Se traía con muchas dificultades desde España y Perú. A fines de siglo existían instalaciones españolas con esa actividad productora de mercurio en Punitaqui.
A inicios del siglo XIX, ya en la época republicana de Chile, se decretó libre comercio con todos los países. El interés por el cobre en el norte chileno, Coquimbo y Atacama ya era conocido en Inglaterra donde se necesitaba para sus hornos de fundición de minerales; esto motivó la formación de sociedades empresarias para conocer las posibilidades de desarrollar actividad minera. En 1817 llegó a Chile Charles Lambert, de origen alsaciano en Francia; tenía estudios técnicos y prácticos de minería europea; era un viaje de conocimiento de las proyecciones industriales mineras en este nuevo país independiente. Encontró que el estado del conocimiento técnico profesional en las artes de la explotación minera y metalúrgica era un desastre. Elevó un informe al primer gobierno chileno de esos años. Volvió a Chile en 1825 formando parte de la Chilean Mining Association para buscar y establecer faenas productivas de explotación de minerales en Copiapó y su fundición, para exportar el metal.
En 1827 se separó de esa sociedad, se independiza y se instala en La Serena con el mismo propósito. En su parcela, al sur de la ciudad, instala un primer horno de fundición para hacer pruebas con minerales y escorias mal fundidas con otras técnicas. En sus recorridos conoce y compra la “Mina Brillador” en cerros al norte de la ciudad; instala su fundición definitiva (1830) a orillas del Río Elqui, sector La Compañía. Lo notable de este hecho es que aquí, por primera vez, se introduce el sistema de fundición denominado horno tipo reverbero, usado en Inglaterra, apropiado para minerales sulfurados de cobre que eran botados en Chile.
En la “Mina Brillador” se instaló una mecanización de extracción vertical de los minerales profundos en la veta, se utilizaba energía del vapor proporcionado por calderas interiores; puede considerarse la llegada de la Revolución Industrial a la minería chilena en la provincia de Coquimbo. También se contrataron operarios mecánicos, fundidores y mineros profesionales de Inglaterra, desde los famosos distritos mineros de Cornwall y Gales; muchos de radicaron en La Serena y Coquimbo. Así Chile empezó a ser conocido como un país exportador de barras de cobre metálico desde el puerto de Coquimbo. Es del caso hacer notar que Charles Lambert continuó también con sus ensayos de fundición de minerales de cobre en su parcela de Pampa Alta, entre 1828 y 1833.
En un viaje a Francia que hizo Charles Lambert, llegó a Chile y a La Serena en 1838 el ingeniero de Minas (nacionalidad polaca), Ignacio Domeyko, contratado en París por encargo de autoridades chilenas locales; su contrato era para ejercer como profesor de Química y Mineralogía en el Liceo de La Serena (fundado en 1821). Le pidieron que enseñara lo básico en los ramos sobre minería; así se inició en Chile la enseñanza minera mucho antes que en Santiago; este hecho es otro hito minero histórico de la Región de Coquimbo.
El ejemplo empresarial minero se difundió en la zona norte de estas regiones mineras. En Ovalle, con la mina Tamaya, el esforzado y legendario minero José Tomás Urmeneta, a mediados del siglo XIX, después de años de trabajo ejecutando un túnel logró descubrir minerales abundantes en su veta. Instaló mecanización en mina y planta más un ferrocarril Ovalle-Tongoy; también exportó cobre en barra desde sus dos fundiciones, en Tongoy y en Guayacán.
En La Serena, los hermanos Pedro Pablo y Juan Muñoz se instalaron en la zona de La Higuera; reabrieron antiguas minas de cobre, organizaron el pueblo, construyeron caminos a la costa e instalaron fundiciones; exportaron sus barras. Todos estos casos pioneros mineros hicieron crecer la economía de la provincia de Coquimbo entre los años 1840 y 1865.
La minería del cobre en Andacollo se empieza a conocer en los años 1840; nos presenta algunas formas diferentes en su extracción pues ya a fines del siglo XIX se extrae el metal desde aguas sulfatadas cuprosas infiltradas, por lluvias, en antiguos laboreos mineros derrumbados; a comienzos de los años 1900 ya lixiviaba minerales oxidados en estanques de madera.
Otro tipo de minería fue la del metal plata, muy conocido por estar presente en las monedas de uso diario en el siglo XIX; por lo tanto, la búsqueda de ella fue siempre un incentivo. En los cerros de Arqueros, al noreste de La Serena fue donde se encontró en 1825, en forma casual. Muy posterior fue en Chañarcillo en 1832 al sur de Copiapó. Estos productos mineros reforzaron la importancia económica, junto al cobre, en la zona de Coquimbo y Atacama; crearon expectativas de nuevas fuentes de trabajo aparte de la agricultura. Es del caso hacer notar que la zona de Coquimbo también fue conocida por otros productos mineros durante el siglo XIX; aunque existió exploración de minerales de mercurio en Andacollo; después fue más importante Punitaqui al comienzo de los años 1800. Otro tipo de minerales fueron los de manganeso en Corral Quemado, como también se conoció la presencia y pequeña explotación de minerales de cobalto en la zona de Tambillos al sur de La Serena en 1895.
A comienzos del siglo XX se inicia la minería del hierro en Chile en la provincia de Coquimbo; se renueva el hecho de ser pionera en el aporte de producción de diversidad de minerales. El primer yacimiento fue “El Tofo”, al norte de La Serena y cerca de La Higuera; la empresa norteamericana BCIMC se instala en 1915 con una novedosa ingeniería minera, a una escala mayor que la pequeña minería conocida en la región, que trabajaba minas menores en otra forma de yacimientos. Es la primera mina con el sistema de rajo abierto; usaba más explosivos y palas mecanizadas para carguío del mineral en carros de ferrocarril en convoy; el tren usaba locomotoras eléctricas por primera vez vistas en la zona. Tenía el puerto de Cruz Grande con un sistema directo de vaciado y carga a bodegas de buques metaleros (dársena). La relación con la comunidad fue una buena escuela práctica de productividad. Paralizó en 1956.
En los años 1927 ya se hacen sentir los efectos económicos de una crisis mundial; la minería salitrera del norte de Chile sufre paralizaciones por la falta de demanda de su producto; está en competencia comercial con el salitre sintético fabricado en Europa usando como materia prima el elemento gaseoso del nitrógeno que está en el aire (nitrato de amonio). Miles de cesantes llegan a las ciudades del centro norte del país. El gobierno chileno crea la institución fiscal minera “Lavaderos de Oro”; la idea es dar trabajo y comprar el producto oro metálico para respaldar la economía. Se incentiva el interés entregando herramientas para cavar, implementos para lavar arenas auríferas de arroyos conocidos y separar el oro; tiene éxito esta iniciativa estatal aliviando la cesantía.
La acción estatal de fomento a la minería del oro siguió con la instalación de establecimientos de molienda y beneficio de minerales procedentes de vetas; su minería se incentivó con el poder comprador estatal organizado con la institución Caja de Crédito Minero, continuadora de la anterior. Funcionó en Coquimbo y Atacama realizando, además, estudios regionales de distritos mineros auríferos y cupríferos para su desarrollo; su actividad abarcó hasta 1950 donde se crea la Empresa Nacional de Fundiciones, para fomentar ahora la producción de cobre con la fundición Paipote, construida entre 1949 y 1953. Posteriormente se refunden las dos instituciones y se crea la Empresa Nacional de Minería (ENAMI) en 1960; integra todo el apoyo a la cadena productiva de la pequeña y mediana minería nacional, desde la compra del mineral o concentrado, su procesamiento, fundición, refines y exportación del cobre metálico. Transforma al pequeño industrial minero en exportador con apoyo estatal. En la década de los años 1960-1970 la ENAMI empezó a desarrollar estudios de áreas, con apoyo de profesionales geólogos chilenos, en sectores mineros de mayor tamaño donde se podían fomentar proyectos de desarrollo mayor con menores costos de explotación (más estables económicamente), métodos mecanizados y con mejor conocimiento de sus recursos geológicos y tamaño. Estos estudios tuvieron apoyo con el uso de sondajes lo que aumentó el conocimiento en profundidad de los yacimientos conocidos; aumentó la importancia de la actividad minera en la economía local; se hicieron estudios con Proyectos ENAMI-UN en áreas seleccionadas.
En los mismos años 1960-1970 se empezaron a difundir nuevos conceptos de modelos geológicos de los tipos de yacimientos cupríferos mayores; estos fueron los que se conocen como “pórfidos cupríferos”; eran los que formaban la Gran Minería del Cobre chilena. Esto motivó exploraciones en sectores mineros de esas características geológicas como lo era Andacollo y el sector llamado “Pelambres” en la alta cordillera de Illapel. En este último (que no tenía aún camino para vehículos), se transportaron las máquinas sondeadoras con helicóptero, se descubrió cobre y los estudios geológicos de ENAMI integraron un nuevo gran yacimiento de importancia para desarrollar tipo Gran Minería ya en los últimos veinte años del siglo XX.
En 1974 se descubrió, en la alta cordillera de Elqui, un nuevo tipo de mineralogía del oro; había pocos trabajos mineros en altos sectores (con extracción y venta a ENAMI) con pequeña minería. Recibió asesoría de ENAMI con estudios geológicos que le permitieron tener información escrita que le permitieron interesar posteriormente a inversionistas. Así nació el proyecto y mina El Indio en 1980, productor de oro y cobre, con instalaciones para 1.000 toneladas de mineral por día. Su conocimiento geológico con sondajes evidenció el inicio de una nueva área cordillerana que se extiende hasta la alta cordillera de Atacama. Esto permitió la aparición de otros proyectos mineros de oro (Pascua-Lama); Chile triplicó su producción anual de oro fino contenido. Es el ejemplo de la importancia de que Pequeña Minería puede originar grandes proyectos.
En el año 1956 inició sus faenas mineras la mina de hierro “El Romeral” (al norte de La Serena) como reposición de la mina “El Tofo”; este habría paralizado en esa fecha. Como el anterior ejemplo, cuenta con ingeniería de concentración magnética, y transporte en ferrocarril al puerto mecanizado de Guayacán. Es un buen ejemplo de convivencia de la minería con zonas urbanas manteniendo fuentes de trabajo y economía local. Paralelamente, exploraciones más profundas por CMP y otra (Dominga), han demostrado que el distrito minero ferrífero “El Tofo” no estaba agotado y tiene aún reservas sondeadas profundas demostradas; estas son la base para dos futuros grandes proyectos de explotación y dos nuevos puertos.
En Mediana Minería se destaca la Compañía Minera San Gerónimo (CMSG) en Talcuna (Valle de Elqui) y en Lambert; con su producción cuprífera; es del caso destacarla por innovar con su producción de sales de cobre para usos múltiples en agricultura.
Después de 400 años de historia minera, y ya iniciado el siglo XXI, podemos mostrar que la región de Coquimbo tiene un despegue de minería moderna en los procesos productivos mayores con minas Los Pelambres y Teck Carmen de Andacollo, las cuales son altamente tecnologizadas con controles remotos de sus operaciones mina y plantas. Se agrega el uso de agua de mar, electromovilidad, seguridad laboral, cuidado ambiental, buena relación con comunidades, y muchas otras metas de eficiencia que hacen crecer el valor económico y lideren los índices de desarrollo regional con una minería sostenible.
CC de B. noviembre 2023